Divagaciones tras ver un Documental sobre Cortázar
Se dice que Cortázar escribió una novela completa a los
nueve años y que leía tanto que un médico le recetó salir más y no leer. Me
pregunto entonces ¿es natural que un gran lector se convierta en un escritor?
La necesidad de expresar y de ser como aquellos a quienes leemos es importante
pero lo es más, creo yo, la necesidad de crear, cada libro cada cuento que
leemos es un mundo o por lo menos una visión del mundo. Cuando nos adentramos
en ellos caminamos al lado de los personajes seguimos sus aventuras y sus
desgracias, tomamos partidos por sus causas o las reprobamos y a veces pensamos
que quizás, la historia podría haber seguido otro rumbo, es entonces cuando
surge esa visión de que la historia es una de muchas, es entonces que se
interna en nuestro ser la necesidad de convertirnos en sub-creadores de mundos,
de contar la historia que nosotros creemos debe ser contada.
Pienso en mi mismo cuando era niño, entonces escribí un cuento, dos
simples páginas en un cuaderno chico, que me llenó de orgullo, aunque ahora
está perdido. Y también leía, quizás no tanto como Cortázar pero si mas que
aquellos que conocía, pero en aquel tiempo más que escribir estaba en mi la
necesidad de contar historias a través del dibujo, mi mayor fuente de
inspiración eran las series de animación y el cine, porque estos también tienen
un espíritu narrativo, son otras formas de contar historias, mas tarde descubrí
el mundo de los vídeo juegos, tan criticados por alejar a los jóvenes
de los libros, sin embargo me di cuenta que ellos solo eran una continuación de
la tradición en la que libros y películas comparten su esencia, contar una
historia, crear mundos, y seguir los pasos de los personajes y tienen la
cualidad de mostrarnos esos mundos y caminar realmente por ellos.
Alguien podría decir que incorporar imágenes, ya sean
dibujos o gráficos digitales atenta contra la imaginación, yo creo que es más
bien una muestra de un arte mayor en el que se mezclan lo pictórico, lo
dinámico y lo narrativo para crear una experiencia mas profunda y por lo menos
mi imaginación nunca dejó de volar mas allá de aquello que me era mostrado, si
no que se adentraba en aquellos lugares que no son revelados quizás acaso solo
mencionados, son una historia contada de muchas formas a la vez.
Cortázar decía que los afiches superpuestos y rotos en una
pared son como una gran poesía que se está construyendo permanentemente, esto
me recuerda aquello que leí en un texto de Borges que ahora no recuerdo; que
“todos los libros son el mismo libro” todos escribimos una parte de ese
infinito tomo.
A veces como un juego mientras veo un capitulo de
alguna serie o leo un libro, mezclo las historias, los personajes que
estoy viendo ahora no han dejado de ser los que vi antes, entonces debo
construir la pequeña historia que enlaza su situación anterior con la presente.
Todos tenemos miles de historias que están en nuestra mente, cargamos con
numerosos mundos, pero quizás todos sean uno solo.
Cortázar cuenta que muchas veces a tratado de prenderle
fuego a aquella primera novela, quizás si yo encontrara aquel primer cuento
también me darían ganas de borrarlo, pero de seguro cuando acabó de escribirla
cuando tenía nueve años se sintió grandioso, casi un pequeño dios. Me hace
preguntar si quizás no somos nosotros la primera creación de algún dios perdido
que no ha encontrado ni el tiempo ni el lugar para revisar su obra.
Y sin embargo creo que solo por pensarlo yo he creado a ese
dios y ahora forma parte del gran libro que es todos los libros.
¿Pero es escribir o leer literatura fantástica abstraerse de
la realidad, es simple escapismo? Suele ser esta una de las mayores críticas
respecto de los libros sobre todo aquellos de corte fantástico, ya sea fantasía
o ciencia ficción o aquellos en los que existiendo un entorno realista irrumpe
lo fantástico para cambiar las cosas, pero por el contrario escribir o leer no
es un simple huir de la realidad es entrar y enfrentarse con un mundo en el que
quizás los problemas sean más reales, donde se puede encontrar aquello que se
ha perdido en la cotidianidad y donde valores y problemas que quizás no
alcanzamos a ver en nuestra realidad por que suceden demasiado lejos o
demasiado cerca están más presentes que en ninguna otra parte, la literatura es
un espejo en el que podemos vernos reflejados y mirarnos desde otro punto de
vista.
Pero también es una forma de catarsis, de exorcizar los
demonios, quizás ya no a través de una narrativa, sino del simple juego de las
palabras, de imágenes que queremos evocar de emociones que queremos arrancar de
nuestras mentes y verlas desde afuera, la poesía es muchas veces una
contemplación personal y a veces un simple dejar que las palabras salgan, puede
que el significado de aquellas quede oculto, pero como una melodía cada quien
llenara los vacíos con su propia experiencia, aunque a veces, por lo
menos yo guardo aquellas visiones para mi, otras podemos verla en donde no
esperaríamos: un árbol meciéndose con el viento, la geometría de una ciudad o
como Cortázar en los afiches desgarrados de las calles en los que nadie parece
reparar.
Julio Cortázar escribió su primera novela a los nueve años,
sentimental y llorosa, yo aun no logro hacerlo, quizás debería ser más
sentimental y lloroso hacia afuera, pero no puedo porque quizás me armado de
una racionalidad demasiado fuerte, pero también creo que falta más razón y más
lógica en el mundo, sin embargo hay formas más profundas de contar una historia
y quizás Cortázar lo descubrió y por eso ansiaba destruir aquella primera
novela, yo aun sigo construyendo mundos que quedan inacabados a la espera de
una iluminación.
Se dice que el acto de escribir es noventa y nueve por
ciento trabajo y uno por ciento inspiración, pero es seguro que sin ese uno por
ciento no se puede empezar nada.
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