Y así...

Como una saeta en la noche,
Por segunda vez en la existencia,
Llegó en silencio por la espalda,
Y solo me di cuenta cuando,
Brillante, la vi asomar en mi pecho.

El corazón y su inconsciencia
Despertaron en un destello rojo
Y contra todo designio, Urizen
Se doblegó y estuvo de acuerdo
Con su latido.

La imaginación bebió de su sangre agitada
Y el mundo cambió;
Seguí el camino que indicaba,
Aunque nunca supe como recorrerlo,
Entre grises que se desvanecen y espasmos de luz.

Con el temor cierto
De quien se ha extraviado y no puede
Deshacer los pasos que ha dado.

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