Oráculo
Los videntes se despertaban desconcertados.
Los cables que conectaban sus cerebros con las siete super-computadoras aún transmitían fragmentos de información inconexa y redundante.
Los técnicos aguardaban frente a las pantallas que monitoreaban las señales vitales de la entramada red de impulsos químicos y eléctricos que formaban cerebros humanos y procesadores de múltiples núcleos para comunicarse entre sí.
El nivel de información que fluía dentro de las instalaciones del Oráculo superaba con creces a la que se encontraba en las vastas ramificaciones de la red global. Cada neurona era un punto en aquella red bio-cibernética cuyo único fin era predecir el futuro.
Alejandro era el más experimentado de los videntes y siempre recuperaba la conciencia antes que los demás. Pero ni siquiera él conocía las bases de la tecnología que les permitía robar fragmentos del futuro y nunca le preocupo tampoco, él y los otros cientos de videntes solo eran parte de la inmensa red de procesaba los datos y refinaba aquella información. Sin embargo los elegidos para entrar al Oráculo eran escogidos entre miles de jóvenes y solo aquellos que poseían una mayor aptitud sensible y una solida armadura racional eran seleccionados. Ya que antes muchos habían enloquecido al vislumbrar sus posibles futuras muertes.
Esperó a que los técnicos lo desconectaran, el proceso era indoloro, el cerebro no tiene terminales nerviosas y las entradas habían sido implantadas hace tiempo.
Se levanto quitándose los sensores de signos vitales del brazo y el pecho, y salió sin decir nada.
Algo dentro de la red había tratado de hablarle, débilmente pero de forma innegable, algo se había dirigido a lo más profundo de su mente y desde recuerdos que creía olvidados se había manifestado. No había un claro mensaje solo una presencia
"¿Qué podía significar aquello?"
Se acostó en el catre de acero inoxidable, sobre un colchón bastante cómodo. El Concejo solía cuidar bien a quienes trabajaban para ellos.
Encendió el reproductor y una vieja melodía de lo que su abuelo llamaba “metal” comenzó a sonar desde todos los ángulos de la habitación. Era una música cargada de potencia y un espíritu que él no podía describir, por eso le gustaba oírla.
Cerró los ojos esperando dormirse, así su mente podría procesar y desechar la información no útil para él, y si era importante la esencia de aquella presencia aun estaría allí quizás lo suficientemente clara como para entender su significado.
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Desde todas partes se escuchaban murmullos y expresiones de desconcierto, la mayoría de las pantallas estaban en negro otras mostraban fragmentos incoherentes de imágenes y sonidos.
En la pantalla principal un mensaje de error lo revelaba todo:
“imposible obtener datos de evento futuro, información no procesable”...
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